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En 2002, la Congregación para el
Culto Divino y la
Disciplina de los Sacramentos publicó el DIRECTORIO SOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA. Un Documento Oficial
de la Santa Sede
muy interesante e iluminador, pero aún muy desconocido.
Ofrecemos algunos párrafos que
nos pueden orientar para estos días de Semana Santa, y así saber conjugar
adecuadamente la liturgia y la piedad popular.
La Semana Santa
Núm. 138: Durante la Semana Santa la Iglesia celebra los
misterios de la salvación actuados por Cristo en los últimos días de su vida,
comenzando por su entrada mesiánica en Jerusalén.
Es muy intensa la participación
del pueblo en los ritos de la
Semana Santa. Algunos muestran todavía señales de su origen
en el ámbito de la piedad popular. Sin embargo ha sucedido que, a lo largo de
los siglos, se ha producido en los ritos de la Semana Santa una
especie de paralelismo celebrativo, por lo cual se dan prácticamente dos ciclos
con planteamiento diverso: uno rigurosamente litúrgico, otro caracterizado por
ejercicios de piedad específicos.
Esta diferencia se debería
reconducir a una correcta armonización entre las celebraciones litúrgicas y los
ejercicios de piedad.
Domingo de Ramos
Núm. 139: La Semana Santa comienza con el
Domingo de Ramos de la Pasión
del Señor, que comprende a la vez el triunfo real de Cristo y el anuncio de la Pasión.
La procesión que conmemora la
entrada mesiánica de Jesús en Jerusalén tiene un carácter festivo. A los fieles
les gusta conservar en sus hogares los ramos de olivo o de otros árboles, que
han sido bendecidos y llevados en la procesión.
Sin embargo, es preciso instruir
a los fieles sobre el significado de la celebración, para que entiendan su
sentido. Será oportuno insistir en que lo verdaderamente importante es
participar en la procesión y no simplemente procurarse una palma o ramo de
olivo; que estos no se conserven como si fueran amuletos, o con un fin curativo
o para mantener alejados a los malos espíritus, lo cual podría ser una forma de
superstición.
La palma y el ramo de olivo, se
conservan como un testimonio de la fe en Cristo, rey mesiánico, y en su
victoria pascual.
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