
“El campo de la economía es instrumento de la acción
misionera de la Iglesia”.
Dado que los bienes de los Institutos Religiosos son bienes eclesiásticos, “la
necesidad de bienes económicos no debe superar nunca el concepto de los fines a
los cuales ellos deben servir”. La Carta
circular desea una atención a la dimensión evangélica de la economía.

Es un documento muy importante sobre la economía que va a
marcar el futuro en la gestión de los bienes en los Institutos Religiosos. El texto recuerda y explica algunos aspectos
de las normas canónicas sobre los bienes. Sugiere algunas herramientas de
planificación y programación sobre la gestión. Insta a Órdenes, Congregaciones
o Sociedades a repensar la economía en fidelidad al carisma.